AMOR de una madre
De niños creemos que mamá todo lo puede, que no siente cansancio, que no sufre... esa imagen que guardamos de ella con el tiempo no coincide con la que vemos cuando pasan los años... Entonces descubrimos que mamá también sufre, se cansa, está triste, no tiene fuerza, calla ocultando el dolor...
La vemos como un héroe sobrevivir a grandes
tragedias, llevarnos de la mano conteniéndonos y mostrándonos la vida
siempre del lado más bello...
De niños no entendemos sus lágrimas... de adultos nos preocupan... o no las comprendemos...
Así
como nosotros necesitamos tantas veces de la protección de esos brazos
fuertes, de la comprensión de nuestros gestos o de nuestros silencios,
de nuestro dolor... ella también nos necesita...
Por eso debemos
detenernos y observarla... abrazarla y hacer que sienta que estamos
allí... que nos importa, que es valiosa... y de esta forma regresaremos a
ella el más hermoso sentimiento que nos enseñó, el sentimiento que
lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que
nos contiene, el que minimiza el dolor, el que nos hace luchar por
nuestros sueños e ideales... pero por sobre todo nos enseña a dar sin
pedir nada a cambio: El Amor.
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